Veinte de mayo, un instante de una primavera.
Hoy podría ser un día cualquiera,
pero un hombre afligido se conmueve
al percatarse de que fuera llueve
y pensar que la vida es pasajera.
Hacia la ventana débil se mueve
arrastrando lentamente los pies,
mientras, viendo lo que fue y lo que es,
cree que la existencia es harto breve.
Se sienta y observa con interés.
Agua y viento en su cara golpeando,
una manta su espalda resguardando.
Ensimismado piensa en los porqués
y en que sentido tiene este revés,
en si es la última vez que ve llover.
¿Mas, quién habrá que lo pueda saber?
Nadie ha tenido nunca esa certeza,
pero él siente con inmensa tristeza
que es la última vez que la habrá de ver.
Siento que resulte algo triste, pero es como tú te sentías.
Con la certeza de que habrás de ver muchísimas otras veces llover.
¡Felicidades Nacho!, y que cumplas, que lo harás, muchos más.
lunes, 4 de junio de 2012