Miércoles, 17 de Octubre de 2018
Artículos y revistas de investigación
Hace unos años trabajé en la Universidad de Granada como personal investigador en un proyecto; fueron algo más de dos años trabajando en ese proyecto, hasta que se terminó. A los pocos meses de estar allí hubieron una serie de cosas que me llamaron la atención y sobre las que siempre he pensado escribir una entrada en mi weblog; unas veces por el exceso de trabajo, otras por vagancia y otras por falta de motivación (mi weblog solo es visitado por robots y gente que se perdió en el mar de unos y ceros) siempre he pospuesto la escritura de esa entrada, lo que, paradójicamente, me ha hecho perder más tiempo del que hubiera perdido si la hubiese escrito: en estos siete años he escrito esa entrada en mi cabeza cientos de veces, si la hubiese plasmado negro sobre blanco al día siguiente hubiera salido de mi mente (el trabajo hecho no mueve neuronas).
El tema que me llamó la atención fueron los artículos científicos y las revistas científicas (lo mismo seguro que es aplicable a cualquier artículo que no sea de ciencia y a cualquier revista en la que pueda querer publicar cualquier investigador), ahora se empieza a hablar de una de las cuestiones que entonces me llamaron la atención. Yo voy a poner mi granito de arena al respecto de esa cuestión y voy a plantear unas cuantas más que todavía, quizá por el interés que tiene cada uno, no se plantean.
INTRODUCCIÓN:
Nadie investiga sobre un tema desde cero, nos basamos en los conocimientos previos para intentar avanzar un poco más (o eso se supone, este es un tema que trataré después). Para ello leemos artículos relacionados de una manera u otra con el tema de nuestra investigación (ya sea por temática o por metodología de trabajo); estos artículos los obtenemos de las revistas científicas.
Para poder acceder a esos artículos hay que estar suscrito a la revista (se paga por el acceso a todos los artículos que en ella se publican) o, si no se está suscrito, pagar por el artículo de nuestro interés particular.
CUESTIONES QUE ME PLANTEÉ:
UNO, lo que se paga, o cuántas veces se paga por lo mismo:
Un ejemplo, para introducirnos. Yo, trabajando en la Universidad de Granada, para poder acceder a un artículo publicado por un investigador de una universidad pública de, por ejemplo, Sevilla debo pagar por él… Y ese investigador sevillano, a su vez, tendrá que hacer lo mismo si quiere acceder a alguno de los artículos que yo haya publicado (cosa imposible porque no he publicado ninguno). Es decir, investigadores de universidades públicas, que hacen sus investigaciones con dinero público, deben pagar a revistas privadas para poder acceder a los artículos que hacen otros investigadores de universidades públicas que obtienen su financiación del mismo ente (incluso artículos realizados por investigadores de su misma universidad).
Pero es que la cosa aún es peor: ni tan siquiera es que una universidad (en su conjunto) deba pagar la suscripción a una revista para que todos los que trabajan en ella puedan tener acceso a sus contenidos, ni tan siquiera que cada facultad de cada universidad deba pagar su propia suscripción a la misma revista, resulta que cada departamento (de cada facultad, de cada universidad) que tenga interés en poder acceder a los artículos de determinada revista debe pagar su propia suscripción a ella.
Esto es algo que hace unos años tenía sentido. Recuerdo, en mi época de estudiante, cuando ni sabíamos qué era Internet (al menos yo), ir a la parte alta de la biblioteca de la Facultad de Ciencias a leer artículos; en otras ocasiones tenía que ir a la biblioteca de un departamento para poder leer determinado artículo (ya que la suscripción a la revista en la que estaba publicado dicho artículo la pagaba ese departamento y, por tanto, la revista se encontraba en su biblioteca). Cuando no existía un sistema más eficiente de poner a disposición de los investigadores el trabajo de otros investigadores tenían sentido las revistas; cuando lo que se obtenía era una edición impresa de la revista, tenía sentido pagar varias suscripciones a una revista, para así tener varias posibilidades de acceso a sus contenidos.
En la actualidad, ¿qué sentido de existir tiene una revista?, ¿qué sentido tiene pagar varias veces para poder acceder al mismo enlace de descarga del archivo pdf de un artículo?
Voy a aparcar, por el momento, el tema de si todavía tiene sentido la existencia de las revistas científicas y me voy a centrar en una serie de temas, en la suposición de que sí tuviese sentido, para, de esta manera, hacer patente lo que sucede en la actualidad:
DOS, gastos de las revistas:
El que desconozca como funciona el mundo de las revistas (y para ellos fundamentalmente iría dirigida esta entrada) podrá pensar que aunque ya no exista el gasto correspondiente a la edición en formato físico sigue existiendo el gasto correspondiente a la maquetación. Al respecto aclararte, valiente lector que has llegado hasta aquí, que la maquetación la pone el autor del artículo según los requisitos que cada revista exige al respecto (tipo y tamaño de fuente —para títulos, texto general, pies de foto,…—, espaciados, tamaño y otras características de las imágenes, formato de las referencias bibliográficas,… Y así un largo etcétera). Si el revisor (uno de la revista que sí trabaja algo) no da el visto bueno a la maquetación del artículo se le devuelve al autor (por supuesto estamos hablando de envíos y devoluciones electrónicas, sin ningún coste) diciéndole lo que debe cambiar; así que se puede dar el caso de que no se publiquen artículos no por su falta de calidad científica sino por no estar maquetados como desean los editores de la revista (para que ellos solo tengan que hacer: «Archivo -> Exportar a…» o «Archivo -> Guardar como…» para obtener el archivo pdf del artículo que luego van a vender.
TRES, la selección de artículos:
¡Ah!, pero me dirás: «Alguien tendrá que decidir qué artículos merecen ser publicados». Y yo te diré, «sí, algo de eso», y si me tiras de la lengua te diré que los editores de las revistas les envían los artículos a otros investigadores para que los revisen.
«Pues ya está: ¡eso tiene gastos!»… Y yo a eso te tendré que responder que no, a esos investigadores, que no trabajan para la revista, y que pueden estar revisando artículos en su tiempo libre o durante el horario de trabajo que le paga su empleador, la revista no les da ni un euro.
«¡Ya…, que son tontos y trabajan gratis!». Respuesta rápida: no son tontos y sí trabajan gratis. Respuesta larga: los investigadores para no perder sus puestos de trabajo deben publicar artículos, y si son publicados en «revistas de reconocido prestigio» mucho mejor, así que cuando los editores de una revista les preguntan si pueden revisarles un artículo deben plantearte si el no tener tiempo para ello puede repercutir en la facilidad que tengan en un futuro para poder publicar en esa revista.
CUATRO, al respecto del punto anterior, y cosa que también se podría aplicar con las tesis doctorales:
¿A nadie le llama la atención que si algo es innovador, y lleva a la ciencia un paso más adelante de donde se encontraba hasta ese momento, halla quien sin los datos utilizados para obtener los resultados del artículo que revisa pueda decir si ese artículo cumple los criterios que se le debería exigir a un artículo que merezca ser publicado en una «revista de reconocido prestigio», o de menos prestigio?
CINCO, al respecto de la obligación de investigar:
Cuando, como yo, alguien se lee unos cuantos miles de artículos porque parte de su trabajo consiste en realizar una base de datos bibliográfica sobre las temáticas tratadas en el proyecto para el que ha sido contratado, se puede terminar dando cuenta de: que hay investigadores que publican en mismo artículo, con distinto título, en dos revistas; que los hay que publican artículos como el que escribe «El Señor de los anillos» (artículo sobre la metodología a utilizar para realizar determinada investigación, artículo sobre la realización de ensayos y recolección de datos, artículo sobre procesado de datos de campo, y, por fin, artículo resumen de los anteriores que además incluye las conclusiones obtenidas en la investigación); que alguien realiza diez artículos sobre el mismo tema con un único sujeto de investigación en cada artículo, en vez de un único artículo con una población investigada de diez sujetos; y podría seguir… mas no sigo).
«¡Pero qué tramposos son los investigadores!», gritas en el interior de tu cabeza… Y yo te digo: «¡NO!, eso es lo que sucede cuando se exige que se tengan ideas geniales todos los días. Pídele a Machado que escriba un buen poema todos los días, a ver qué pasa; pídele a los diputados que vayan todos los días al congreso, a ver qué te responden».
PROPUESTA(S):
Personalmente, considero que hoy por hoy, y sobre todo por cómo funcionan, no tiene ningún sentido que existan las revistas científicas. Hace 20 años, sí; ahora, no.
Cualquier universidad que se precie en la actualidad tiene un departamento informático con un equipo de trabajadores muy bien preparado. Las universidades deberían crear y gestionar sus propios repositorios con los artículos que realicen sus investigadores. Existen muy buenos indexadores de contenidos en los que poder buscar artículos en las revistas de investigación, esos mismos indexadores, o en su defecto otros de nueva creación, podrían indexar los repositorios de las universidades. De esta manera si alguien está interesado en un artículo y paga por él el dinero que pague repercutirá a la universidad en la que trabaja el investigador, a la facultad en la que trabaja el investigador, al departamento en el que trabaja el investigador y al propio investigador (en forma de bonificaciones o de dinero para una cuenta de gastos para la compra de material de investigación, por ejemplo).
Además, de esta manera, las universidades y la comunidad científica (investigadora) podría saber, por el número de descargas de sus artículos (suponiendo que esto es un reflejo del interés que genera; y, sí, sé que si no se hace bien se puede trampear), qué investigadores o grupos de investigación están generando material que es realmente de interés.
Martes, 2 de Octubre de 2018
¡Nekzisto YA está a la venta!
El lunes 7 de Diciembre de 2015 escribía que en junio de aquel año, por fin, había acabado Nekzisto. Hoy, martes 2 de octubre de 2018, escribo que: ¡Nekzisto YA está a la venta!
Ya sabes, y si no lo sabes te informo:
Una novela de ciencia ficción sobre el amor y la razón, el poder y el deber, sobre la vida y sobre la muerte. En ella se recrean mundos personales e íntimos en los que el amor, la amistad y la violencia hacen su aparición en distintos grados y formas, presentando una visión de la sociedad desde la perspectiva personal de una narración en primera persona y desde la libertad de un marco temporal aún por acontecer.
Eso o una Space Opera…
Han sido tres años de búsqueda infructuosa de editor o representante por lo que Nekzisto ha terminado siendo una publicación independiente gracias a la plataforma que Amazon brinda a todo el que quiera publicar… Igual hasta soy un escritor indie.
Cómpra Nekzisto en Amazon:
Nekzisto tapa blanda | Nekzisto libro electrónico
Pero antes de decidirte a comprar, lee un fragmento de muestra.
Y recuerda que si te haces con la versión impresa podrás conseguir el ebook con un sustancial descuento sobre el precio de venta habitual.
Ahora estoy a la espera de recibir una copia de prueba de la edición impresa porque no estoy seguro de la calidad del archivo que he generado para el conjunto tapa, lomo, contratapa… Espero que esté todo lo bien que debe.
Miércoles, 1 de Agosto de 2018
Inmigración
En los últimos días se habla mucho de Ceuta y la inmigración; lógico, a pocos les gusta la violencia generalizada (un poco de violencia sí: deportes de lucha y artes marciales, hockey sobre hielo, violencia de fin de semana,…). He leído, por ejemplo, que hay quienes hablan de electrificar las vallas de Ceuta y Melilla: el muro de Trump y el de Israel no molan pero electrificar las vallas de Ceuta y Melilla, sí.
Podría hablar de que África fue dividida entre los países y reyes europeos para explotar sus recursos, pero esto, quién sabe por qué, no gusta a alguna gente. Así que no diré que esos inmigrantes vienen buscando algo de lo que los europeos se llevaron no hace tantos años.
Podría hablar de todas esas empresas, que funcionan con testaferros o que son filiales de empresas europeas, que hacen negocio con la inestabilidad de algunas zonas de África: empresas madereras y mineras, por ejemplo. De la venta de armas no me molestaría en hablar. Pero de esto tampoco hablaré, otra vez, quién sabe por qué, hay gente que se molestaría. Así que no diré que vienen buscando algo de lo que esas empresas se están llevando ahora.
Hablaré de la desertización o la desertificación (igual resultado pero distinto origen) de las zonas periféricas del desierto del Sahara. Por ejemplo: ¿alguien conoce el lago Chad?
Podría decir que la desertización de las zonas periféricas del Sahara es un proceso que se da de forma natural pero que no es por procesos naturales que se esté produciendo tan deprisa… pero no lo haré porque habrá a quién no le guste que se relacione la inmigración con un posible cambio climático provocado por el hombre, quizá por eso de que los paises que más contaminan están en el primer mundo.
Así que solo diré que la desertificación que se está produciendo en África trae hambre, sed, precariedad e inestabilidad.
Pero, eso sí, digámosles a los africanos que tengan la decencia de morirse de hambre y sed en su tierra y que no vengan a enseñar la inmundicia de su muerte a nuestras casas, digámosles que se sienten a ver morir a sus hijos e hijas y que no se les ocurra luchar por ello, que eso da muy mala imagen.
El que ofrece respuestas fáciles a preguntas complejas o es un ingenuo o un mentiroso, y tan peligrosa es una cosa como la otra.
Por cierto, saludos cordiales para todos aquellos agentes de los cuerpos de seguridad del estado que trabajan en nuestras fronteras, seguro que ellos también tienen hijos e hijas que alimentar.
Añadido del 04/10/2018:
También es cierto, cosa que se me olvidó comentar, que un discurso similar hay quienes lo utilizan para no asumir sus responsabilidades. Porque, como dije, las cosas no son tan simples como a muchos les gustaría.