Miércoles, 2 de Noviembre de 2016
Hola me llamo Manuel
«Hola a todos… Bueno, mejor me presento, hola me llamo Manuel…
»Gracias por vuestro recibimiento. Es la primera vez que vengo. Llevo siete meses y veintitrés días limpiándome… Y espero que con vuestra ayuda pueda conseguirlo.
»Cada vez que pienso en las cosas que hice y lo que tuve que pasar me entra un desasosiego y una angustia que me impiden ser quien quiero ser, no puedo actuar con normalidad… Sé que en cualquier momento puedo acordarme de todos aquellos años y eso me condiciona a mí y condiciona mi trato con los demás. He empezado a esquivar las miradas de los demás.
»Mi madre siempre me decía que era un pusilánime, pero yo nunca le hice caso… ¿Y por qué se lo iba a hacer? En aquellos tiempos las cosas parecían irme muy bien: tenía un buen curro, ganaba pasta gansa, incluso pensaba que sabía divertirme… Imagina lo que quieras y seguro que lo he hecho. Era lo que se dice un triunfador… Pero ahí está el engaño. Ahora veo que ella tenía razón.
»Yo pensaba que para superar esto bastaba con dejar pasar el tiempo, pero me he dado cuenta de que, a diferencia de otros muchos, yo no soy tan fuerte… En este lugar no me da vergüenza reconocerlo, cada uno de vosotros aparecéis por aquí por el mismo motivo.
»Cada noche me voy a la cama con una angustia atroz en mi cuerpo… Sé que voy a dormir y sé que entonces lo voy a volver a recordar todo… ¡Todo! Sé que me levantaré empapado en sudor, confuso y atemorizado, creyendo estar todavía allí. Reviviendo hasta el último recuerdo.
»Siempre que desentierro los años anteriores a mi muerte siento un miedo terrible. Afortunadamente con vuestro apoyo podré superarlo y conseguiré ser un muerto normal y corriente. Un muerto de provecho.
Sabado, 22 de Octubre de 2016
Otoño
Las hojas del cerezo ya empezaron a caer, parece que intentando tapar la hierba que empieza a nacer. Y, mientras, unos goterones han dejado el patio mojado. Mañana dicen que va a llover.
Lunes, 19 de Septiembre de 2016
Sobre la ficción
El pasar de los años convierte toda ficción en una ficción aún más grande, y algunas realidades en aparentes ficciones. Se pierde el contexto de cuándo y dónde fue escrita, el contexto del autor, que termina siendo solo un nombre que acompaña un título.
Se pierden en el olvido las historias, reales o inventadas, que fueron el germen de esa ficción; se pierden los pensamientos de un autor que, como un disco rayado, se repite una y otra vez a través de su obra sin dejar vislumbrar lo que iba antes o después, lo que iba acompañándola aun sin formar parte de ella.