Cuando era joven no me gustaba dormir, me parecía una perdida de tiempo («un tercio de la vida desperdiciado en hacer nada», pensaba).
Pero hace tiempo descubrí que grandes momentos de mi vida los vivía en sueños: visitaba lugares que nunca han existido pero que los vivía con más detalle de lo que he podido llegar a vivir muchos que he conocido estando despierto, he conocido gente que jamás ha existido (aunque en un universo de duración infinita en algún momento habrían de llegar a existir; pero nada es eterno, ni siquiera el universo) y también he hablado con gente que existió y murió antes de yo haber nacido, he estado más veces enamorado durmiendo que despierto… Parafraseando el monólogo de Rutger Hauer: I've seen things you people wouldn't believe1).